Cuando era niño vio una película de zombies que lo traumó, y, como no pudo quedarse solito con su trauma, lo comenzó a compartir.
Primero, inocentemente con su mamá. Se hacía pasar por muerto viviente y mientras le agarraba la cabeza decía con la voz más lúgubre que podía: "Brains".
Aparte de fastidioso, algunas veces llegó a morder de deveras.
Ya grandecito gustaba de aterrorizar a su esposa, que curiosamente no soportaba a los zombies ni platicaditos. Por eso el juego paraba cuando él la hacía llorar o ella estaba a punto de darle un sartenazo (misógino sí, pero no pendejo).
Así fue que, cuando al llegar el Holocausto Zombie a tierras aztecas, el marido se infectó y al llegar a su casa su esposa ya no le creía. Él quería comerse sus sesos y ella quería que la dejara lavar en paz los trastes. Y por eso ella finalmente le puso la sarten de sombrero al ver que no se detenía en su juego, que tanto la fastidiaba...
Primero, inocentemente con su mamá. Se hacía pasar por muerto viviente y mientras le agarraba la cabeza decía con la voz más lúgubre que podía: "Brains".
Aparte de fastidioso, algunas veces llegó a morder de deveras.
Ya grandecito gustaba de aterrorizar a su esposa, que curiosamente no soportaba a los zombies ni platicaditos. Por eso el juego paraba cuando él la hacía llorar o ella estaba a punto de darle un sartenazo (misógino sí, pero no pendejo).
Así fue que, cuando al llegar el Holocausto Zombie a tierras aztecas, el marido se infectó y al llegar a su casa su esposa ya no le creía. Él quería comerse sus sesos y ella quería que la dejara lavar en paz los trastes. Y por eso ella finalmente le puso la sarten de sombrero al ver que no se detenía en su juego, que tanto la fastidiaba...