miércoles, 9 de marzo de 2011

Administración Hospitalaria y Los Pitufos



En el Hospital donde trabajo se le entrega un carnet a los familiares por cada paciente que es internado. Cuando la paciente es mujer adulta (la gran mayoría viene por embarazo), el carnet es blanco. Cuando se trata de niños recién nacidos tenemos dos opciones: carnets azules para niños y rosas para las niñas.

El chiste es que hoy, mientras estaba utilizando la computadora de mi jefa, llega una "compañera" trabajadora social y le dice a Gaby (mi jefa):

-Gaby, ya no tengo "CARNES AZULES"

A lo que me volteo, y antes de que conteste mi jefa digo con el tono más circunspecto del que soy capaz:

-Pues ni que fueras PITUFO.

miércoles, 16 de febrero de 2011

REDONDEO 2011

¿Desea donar sus centavos para que el patrón lo deduzca de impuestos?

Me caga el REDONDEO, pero hoy descubrí o inventé una nueva modalidad:

Llegué al OXXO a comprar pan bimbo y unos chicharrines (por aquello del antojo) y cuando llego a la caja a pagar el tipo me dice: Son $30.50, gusta redondear los 50 centavos?


A lo que yo le contesto: No, pero, usted gusta redondearlos?

El wey se quedó con cara de menso por unos instantes, peló dos veces los ojos y cuando reaccionó dijo evidentemente agraviado en su orgullo: Sí, claro que sí, claro que sí.

Yo pensé "Ya la hice".

Sacó el dinero de la caja registradora (yo había pagado con un billete de $200) y cuenta entregándome en la mano: Son cien, son ciento cincuentea, sesenta y nueve con cincuenta.

Nos sonreímos y salí con la duda de saber si se había hecho pendejo o más bien pensó que le pedí que pusiera él los 50 centavos para el redondeo.

La próxima vez sí le diré que no quiero redondear, pero que si gusta puede REDONDEAR ÉL A MI FAVOR.




lunes, 7 de febrero de 2011

EL JAMÓN DE SUPERAMA



Doña Lolita, una señora que se caracterizaba por sus finísimos modales, espléndido gusto y magnífica educación, todavía no podía comprender la conducta de su esposo, el Lic. Alencastre. Pepe para los amigos y familiares. Licenciado para sus dos yernos.

Se encontraba muy alterada durante el trayecto al supermercado. Ahora que se encontraba allí, la taquicardia había aminorado pero el dolor se volvía un poco más agudo, sobre todo en el antebrazo.
Todavía no podía comprender el por qué de que su marido, que siempre la había tratado con ternura y comprensión, aquella mañana había sido tan descortés con ella. Comenzó gruñéndole por cualquier cosa que hacía; primero cuando lo quiso despertar, cuando lo llamó para el desayuno y por último cuando subió a preguntarle si se sentía bien.

- Tal vez tenga problemas en el trabajo - pensó - pero no tenía por qué tratarme así.

Cuando subió a la recámara para ver si se encontraba bien (tomando en cuenta que había llegado muy tarde del trabajo, casi hasta el amanecer), al parecer perdió la paciencia y se le fue encima. Sólo alcanzó a morderla  en el antebrazo, pero fue una mordida dolorosa y profunda. Alcanzó a sacarle sangre.

No se quedó a exigir una explicación. Estaba muy alterada y al no tener a quién recurrir para platicar o pedir consejo, lo único que se le ocurrió fue hacer lo que más la relaja y entretiene: hacer el súper.

Por eso es que doña Lolita se encontraba esa mañana en el supermercado.

Mientras se dirigía al departamento de carnisalchiconería sentía un malestar terrible en todo el cuerpo; sentía un sudor frío recorrerle todo el cuerpo. El dolor del antebrazo se le extendió por el resto del brazo, el hombro y ahora lo sentía hasta el pecho.

- Espero que Pepe no haya tenido rabia - bromeó consigo misma para aminorar la tensión, pero su propia risa forzada le pareció falsa y, tal vez preocupante para alguien que la pudiera ver hablando sola.

Una punzada en el estómago la hizo cerrar los ojos por un momento, y cuando los volvió a abrir una empleada de bata blanca, gorrito blanco y tapabocas la llamó Güerita y le preguntó qué iba a querer.
Por un momento a doña Lolita le costó trabajo concentrarse, pero haciendo un esfuerzo considerable, le pidió medio kilo de jamón de pechuga de pavo bajo en sales de Fud.

- Permítame ofrecerle el jamón del Rancherito Feliz que también viene bajo en sales y trae un 20% de descuento en la compra del kilo completo - respondió la empleada, haciendo caso omiso de la solicitud de la señora.

Doña Lolita, con un dolor abdominal cada vez más intenso sólo quería tomar su jamón y largarse de ahí, pero sabía que Pepe era muy exigente con los productos que compraba y rara vez aceptaba experimentar con nuevas marcas, por lo que sacando fuerzas de donde pudo, logró decir - No, gracias - con toda la compostura de que fue capaz.

Pero la empleada despachadora, que ganaba una comisión por parte del Rancherito Feliz, no pensaba ceder fácilmente, por lo que arreció con un - Pruébelo, Güerita, va a ver que está muy sabroso.

Doña Lolita con la frente perlada por el sudor, sintió que el dolor abdominal era más bien un vacío. Un vacío tan inmenso, que le dolía en el alma. Eso, y la necedad de la despachadora, la hicieron perder la paciencia, por lo que reuniendo todas sus fuerzas dijo en voz alta, con toda la intensión de dejar muy claro lo que iba a decir: ¡Mira, hija de la chingada, o me das mi pinche jamón como te lo pedí o te parto toda tu pinche madre!

Fue entonces cuando la despachadora, entre asustada e indignada le dijo a doña Lolita que no la iba a atender y que tendría que retirarse en ese momento de la tienda. Se dirigió hacia el interfón para contactar a su supervisor, pero no alcanzó a dar más de tres pasos pues doña Lolita con un ágil movimiento, y ante la sorpresa de las demás personas que la vieron, saltó el mostrador y atacó a la despachadora por la espalda, tirándola al suelo y mordiéndole la nuca mientras la sangre brotaba con espectacular violencia.

Un empleado que se encontraba de frente a la acción, no pudo evitar ver los ojos desorbitados de doña Lolita mientras arrancaba carne a mordidas y rasgaba la piel con sus propias uñas.

La despachadora aún sufría espasmos cuando doña Lolita se levantó del piso con la cara llena de sangre, blandiendo un tramo de columna vertebral en la mano derecha. Después de soltar un alarido que terminó por llamar la atención de los más distraídos, fijó su vista en todos los que la miraban. Se hizo una pequeña pausa. Todos la miraron y ella los miró. Sus ojos reflejaban furia.

Dos despachadoras más hicieron el primer movimiento. Trataron de huir alejándose lo más rápido posible, mientras el único despachador hombre (el que había visto la acción de frente) la quiso someter, pero sólo recibió una mordida en el cuello, la cual le causó una hemorragia que no pudo tapar ni con sus dos manos.

Mientras las clientas huían corriendo, los empleados de la tienda y hasta los polis del estacionamiento eran llamados para ayudar a controlar a una pinche vieja loca.

Doña Lolita, al igual que su amado Pepe, ya no era la persona que solía ser. El recuerdo de sus nietos en el jardín y de esas tardes de sol, entre risas y arrumacos, se habían desvanecido completamente. Ahora todo lo llenaba un vacío físico que le dolía. Y ese dolor era lo que le producía esa furia incontenible que se le clavaba en el cerebro y en el estómago, y que, no sabía por qué, estaba segura de que aminoraría si comía carne humana y sesos, vísceras, ojos, lengua todo lo que pudiera, era poco para ella.

(Dedicado a mi vieja, que le cagan los zombies, pero este cuento la hizo reir... Y aparte, doña Lolita está inspirada en su madrina... Tal vez eso la hizo reir.)

lunes, 31 de enero de 2011

Cuento: Pedro y el Zombie

Cuando era niño vio una película de zombies que lo traumó, y, como no pudo quedarse solito con su trauma, lo comenzó a compartir.

Primero, inocentemente con su mamá. Se hacía pasar por muerto viviente y mientras le agarraba la cabeza  decía con la voz más lúgubre que podía: "Brains".

Aparte de fastidioso, algunas veces llegó a morder de deveras.

Ya grandecito gustaba de aterrorizar a su esposa, que curiosamente no soportaba a los zombies ni platicaditos. Por eso el juego paraba cuando él la hacía llorar o ella estaba a punto de darle un sartenazo (misógino sí, pero no pendejo).

Así fue que, cuando al llegar el Holocausto Zombie a tierras aztecas, el marido se infectó y al llegar a su casa su esposa ya no le creía. Él quería comerse sus sesos y ella quería que la dejara lavar en paz los trastes. Y por eso ella finalmente le puso la sarten de sombrero al ver que no se detenía en su juego, que tanto la fastidiaba...

lunes, 3 de enero de 2011

Día 3 - Ser Naco es Chido

Qué bonito es llegar a tu casa y ver a tus hijos, me cae.

Y qué bonito es que tus hijos te digan: Papá.

Pero más bonito es que te digan: Papá, te tengo una sorpresa!

Me encantan las sorpresas, por eso cuando mis hijitos santos me entregaron el paquete de mensajería que contenía mi DVD y CD de la película de "¡NACO ES CHIDO! La verdadera historia de Botellita de Jerez (Basada en hechos más o menos reales)", pude, por fin, disfrutar de toda la magía de la Navidad.

Sépanse que éste era mi regalo Navidad pero que por problemas de logística llegó hasta hoy.

Bueno, creo que no hay más que decir por hoy que: ME VOY A VER MI PELÍCULA.

Saludos.


domingo, 2 de enero de 2011

Día 2 - Arpía

Un día caminaba por Paseo de Tullerías, la calle que sigue de la calle donde nací y crecí, y un señor/chavo, mientras lavaba su coche, escuchaba el disco de Arpía de Cecilia Toussaint.

Apenas ayer les platicaba algo al respecto, pero no comprenderán la importancia que tuvo este echo para mí hasta que les comente que no conocía a NADIE que escuchara o supiera quién era Cecilia Toussaint, y mucho menos el primer disco: Arpía.

Ese disco lo escuché tantas veces hasta que se integró y se hizo hueco en la fórmula de mi ADN, crecí con él y es uno de los mejores discos del Rock Mexicano EN MI MUY HUMILDE OPINIÓN.

Justo hoy, cuando fui a dominguear con la familia, al entrar a MixUp por mi regalo de navidad (apenas iba a cambiar el certificado de compra que me regaló la Negrita, mi cuñada), que me encuentro en la mera entrada, como iluminado por un único reflector que hacía que toda la tienda se oscureciera y se difuminara, y que todo el ruido, música, voces, etc., se atenuaran, el disco de ARPÍA, EN VIVO (25 años después). Captan? ¡JUSTO AYER HABLÁBAMOS DE ESE DISCO Y HOY... PUM! Ahí estaba...

Creo que en general, mi vida está marcada por las coincidencias, espero que esta sea la primera de muchas de las que sean partícipes. Mientras, comienzo a escuchar el disco y a disfrutar de algo que he disfrutado por muchos, muchos años: MI ROCK!

sábado, 1 de enero de 2011

1° de Enero del 2011 - AÑO NUEVO!!!

Recomendación: leer escuchando "Vivir al este del eden" de La Unión.

Hoy comienzo el año con un nuevo integrante en la familia. Goyo, un cachorro weimaraner de 1 año de edad que sus anteriores dueños ya no pudieron cuidar.

Llegan desde Puebla, hoy, a las 11 de la mañana (prácticamente de madrugada), para dejar a Goyo. Se tardan en entregármelo pues le toma algo de tiempo dejarse acariciar por mí, despues tardan otro poco en despedirse, darle algunas recomendaciones y la bendición. Para emprender la graciosa huida sin que se de cuenta del inminente abandono, me piden que lo lleve a caminar (me siento como una especie de rejuvenecido Sr. Vitalis) y ahí es donde comienza la aventura.

Camino por la calle donde crecí y no recuerdo cuándo fue la última vez que lo hice. Paso por las casas de mis amigos de la infancia: Fernando, Héctor, el que su mamá se ponía regañona, el que tenía 2 hermanas güeritas y en la prepa anduvo con la Piojo, el otro Fernando (el que tocaba batería), los Osos.

Y también, aparte de los amigos, recuerdo a la gente que vivió en algunas de las casas y junto con ello, antiguos episodios de mi vida: la casa del sr. que mientras lavaba su coche estaba escuchando el disco de Arpía de Cecilia Toussaint (excelente gusto musical), la casa de no-sé-quien a la que una vez fui a una fiesta vestido de Freddy Krueger y no era Halloween, la casa de la maestra de inglés que nos quitaba los juguetes en el salón y se los daba a su hijo (el puto Johny).

Hice un recorrido mental mientras paseaba a Goyo, y me di cuenta de que comenzaba el año con algo nuevo y algo viejo. Esta mezcla de pasado y presente sólo me hace sentir esperanza en el futuro y mucha, mucha curiosidad en LO QUE VENDRÁ.